Más de la mitad de los chilenos tienen dos o más males crónicos y requieren de controles anuales

Si hay algo en lo que concuerdan los expertos es que durante las últimas tres décadas los cambios demográficos, nutricionales y epidemiológicos en Chile han sido abismantes.

La esperanza de vida crece cada año, mientras que la natalidad disminuye, por lo que el país tiene cada vez una población más envejecida. A esto se suma que, según cifras del Ministerio de Salud, los chilenos han reducido la ingesta de agua y han aumentado el consumo de bebidas azucaradas. Asimismo, ha crecido la ingesta de comidas ultraprocesadas y, por el contrario, ha caído en el caso de las frutas, legumbres y verduras.

Todo esto —sumado a factores de riesgo cada vez más comunes, como la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol— ha potenciado el aumento de la aparición de enfermedades crónicas de forma más prematura en la población.

Para dimensionar el impacto, se estimó el número de personas que padecen distintas enfermedades crónicas y que mantienen hábitos conductuales que pueden potenciar la aparición de este tipo de patologías, con base en la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017.

De esta manera, según cifras presentadas por el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, se llegó al cálculo de que más de la mitad de los chilenos viven con dos o más enfermedades crónicas, es decir, más de 9,7 millones de personas.

Cecilia Sepúlveda, académica del Hospital Clínico de la U. de Chile, afirma que los factores de riesgo asociados a este tipo de enfermedades son fundamentales a la hora de explicar la aparición de estas.

“Hay evidencias científicas bien conocidas que muestran los nocivos impactos del tabaquismo, el sedentarismo tiene mucho que ver con la obesidad, y esto a su vez con la diabetes. El tipo de alimentación, el exceso de azúcar, de sal, juegan muy en contra en el caso de la hipertensión arterial. Todos son factores que se concatenan e influyen en la aparición de enfermedades crónicas”, agrega.

Para Sepúlveda, es fundamental fortalecer la prevención para contribuir a un envejecimiento más saludable, aunque precisa que “también hay aspectos genéticos que impactan y que no pueden ser modificados“.

Capacidad de atención

Si bien más de la mitad de los chilenos padecen dos o más enfermedades crónicas, una buena parte de esos pacientes aún no han sido diagnosticados. Esto, pese a que todos ellos requieren atención médica y controles médicos anuales de por vida para evitar cuadros más graves.

Pero según los expertos, esta cantidad de enfermos supera la capacidad de atención del sistema de salud chileno, tanto al público como al privado, que actualmente están atendiendo a aproximadamente 4 millones de pacientes con terapias crónicas.

Ximena Aguilera, directora del Centro de Epidemiología y Políticas de Salud de la Universidad del Desarrollo, bosqueja un panorama inquietante: “No vamos a estar preparados para atender una avalancha de enfermos crónicos si seguimos con este mismo patrón de tener los niños más obesos del continente y los jóvenes que fuman más“.

Añade que es por esto que es “tan importante modificar estos factores de riesgo mediante políticas públicas que eviten el aumento de este tipo de problemas. Pero si bien lo ideal es la prevención, en el caso de la gente que ya está enferma, la idea es poder detectar los males lo más tempranamente posible e incorporarlos en un programa eficaz de tratamiento“.

Con todo, los expertos concuerdan en que el aumento de la carga de enfermedades es una tendencia que no solo afecta a Chile, sino que se trata de un problema a nivel global que impacta directamente en los costos para los sistemas de salud y que deteriora la calidad de vida de las poblaciones cada vez más envejecidas.